Nos hemos acostumbrado a pensar que la lectura y escritura son aprendizajes mecánicos y puramente instrumentales, pero en realidad son aprendizajes fundamentales cuya transferencia cognitiva y afectiva va mucho más allá de lo que podríamos imaginar; por algo, a nivel universal, se consideran tres aprendizajes esenciales para la vida: la lectura, la escritura y el pensamiento lógico matemático.
Estas habilidades son herramientas importantes para desarrollar niveles cada vez más elaborados de pensamiento, comunicación e interacción positiva con los demás y con el medio, además de que son instrumentos muy valiosos para aprender, seguir estudiando y seguir aprendiendo. En el mundo actual la capacidad para aprender a lo largo de toda la vida es no sólo una necesidad, por la velocidad con que avanza la ciencia y la tecnología, sino que es también un derecho de todos, que tiene que ver con la equidad que tanto necesitamos para acortar las brechas que existen en nuestro país. Garantizar estos aprendizajes en todos los alumnos de nuestras escuelas se convierte en un compromiso sociopolítico y ético primordial, que estamos en obligación de cumplir.
De otro lado, el arrollador avance de la tecnología en el campo de la comunicación y de la información, llevó a argumentar, en algún momento, que la imagen y la palabra hablada reemplazarían ventajosamente a la lectura y la escritura; sin embargo, la realidad demuestra que la habilidad lectora y la producción escrita cobran mayor vigencia en el mundo globalizado, donde el acceso a la información llega principalmente por escrito a través del Internet, un medio cada vez más generalizado.
Pero no basta con leer mecánicamente, más importante es desarrollar las habilidades que permitan comprender, seleccionar, organizar, procesar y utilizar la información; de lo que se deduce que el uso de sistemas informáticos requiere la aplicación de habilidades lectoras, de escritura y de pensamiento lógico, cada vez más desarrolladas.
LA LECTURA, entre otras cosas, es importante para:
Desarrollar la atención y concentración.
Desarrollar la capacidad de decodificación y comprensión de mensajes.
Ayudar al descentramiento, es decir, salir de sí para ponerse en el lugar del otro.
Tener actitud dialógica para escuchar y aprender de los demás.
Ponernos en contacto con nuestra propia interioridad ya que es, por lo general, una actividad personal, silenciosa, que confronta permanentemente otras ideas y sentimientos con las de uno mismo.
Ser, además, un vehículo indispensable para ponerse en contacto con el mundo, con el conocimiento, otras realidades, con el pasado, diversas opiniones, etc. No todo lo podemos ver y comprobar por nosotros mismos, gran parte de información nos llega por escrito (periódicos, revistas, libros, internet).
Ponerse en contacto con todo lo anterior, permitiendo al lector ampliar su panorama y desarrollar criterios para comprender e interpretar su propia realidad.
Estar actualizados, en esta época en que los avances científicos y tecnológicos avanzan rápidamente, quien no lee queda desfasado.